Recuerdos gratos. A fines de enero.
Llegué a su casa. Toqué el timbre y salió. Ya estaba durmiendo. Venía en un short corto. Sus piernas morenas y bien formadas estaban allí. Venía sin camisa ni playera. Pude ver su torax. Despedía sensualidad.
Lo noté desesperado. "Escuchaba a Marco Antonio Solís", respondió cuando le pregunté el tipo de música que oía, pues traía audífonos colgados del cuello.
Le mencioné que andaba por allí, y que como el estaba enterado de eso, se me hizo mala onda no pasar a su casa, aun siendo tarde ya. Eran las 23 horas. La noche estaba fresca. No calurosa, tampoco fría.
Me platicó y le pedí que se tranquilizara. Que sus problemas (de trabajo) se resolverán. Le pedí paciencia. Que si había que pedir disculpas, pues pedirlas. Pero no dejar botado todo. Eso jamás. Le reiteré, como en otros momentos, que cuenta conmigo para todo.
Lo sentí preocupado. Hubiese querido resolverle todo. Pero eso es tarea de él. Y es que es un tipo orgulloso, que cuando se monta en su mula, ni quien lo baje. Dijo categórico que no doblará las manos frente a sus problemas. Que no se dejará de nadie. Que es libre de tomar sus decisiones.
"Tienes toda la noche para pensar, creo que estás equivocado, pero la decision está en tí, definitivamente" - Le dije calmado y me despedí-.
En tanto hablaba hubiese querido tocarle el rostro. Su pelo. Abrazarlo. Besarle. Estaba tenso y yo no podía hacer nada por relajarle.
¡Si hubiese sido otra cosa!
Eso pasó anoche. Ah. La vida. Cuando podré tenerle solo para mí en un mundo donde todo sea nuestro. Sigo enamorado. Y aunque trato de controlarme frente a el, no lo logro. Mis piernas se doblegan. Todo en mí cae. Quiero decirle cuanto lo quiero. Lo que significa para mí. Pero no puedo hacerlo. Y tampoco creo que haya sido el momento mas propicio. Solo le insistí que no está solo, que tiene mi apoyo. Que me tiene para lo que se le ofrezca.
Despues de despedirme me vino a la memoria la letra de "Táctica y Estrategia" de Benedetti. Y bueno... seguiré esperando. Ojalá esto no se vuelva eterno. No vaya siendo que me canse yo antes. Y eso, no está previsto en la canción.
Lo noté desesperado. "Escuchaba a Marco Antonio Solís", respondió cuando le pregunté el tipo de música que oía, pues traía audífonos colgados del cuello.
Le mencioné que andaba por allí, y que como el estaba enterado de eso, se me hizo mala onda no pasar a su casa, aun siendo tarde ya. Eran las 23 horas. La noche estaba fresca. No calurosa, tampoco fría.
Me platicó y le pedí que se tranquilizara. Que sus problemas (de trabajo) se resolverán. Le pedí paciencia. Que si había que pedir disculpas, pues pedirlas. Pero no dejar botado todo. Eso jamás. Le reiteré, como en otros momentos, que cuenta conmigo para todo.
Lo sentí preocupado. Hubiese querido resolverle todo. Pero eso es tarea de él. Y es que es un tipo orgulloso, que cuando se monta en su mula, ni quien lo baje. Dijo categórico que no doblará las manos frente a sus problemas. Que no se dejará de nadie. Que es libre de tomar sus decisiones.
"Tienes toda la noche para pensar, creo que estás equivocado, pero la decision está en tí, definitivamente" - Le dije calmado y me despedí-.
En tanto hablaba hubiese querido tocarle el rostro. Su pelo. Abrazarlo. Besarle. Estaba tenso y yo no podía hacer nada por relajarle.
¡Si hubiese sido otra cosa!
Eso pasó anoche. Ah. La vida. Cuando podré tenerle solo para mí en un mundo donde todo sea nuestro. Sigo enamorado. Y aunque trato de controlarme frente a el, no lo logro. Mis piernas se doblegan. Todo en mí cae. Quiero decirle cuanto lo quiero. Lo que significa para mí. Pero no puedo hacerlo. Y tampoco creo que haya sido el momento mas propicio. Solo le insistí que no está solo, que tiene mi apoyo. Que me tiene para lo que se le ofrezca.
Despues de despedirme me vino a la memoria la letra de "Táctica y Estrategia" de Benedetti. Y bueno... seguiré esperando. Ojalá esto no se vuelva eterno. No vaya siendo que me canse yo antes. Y eso, no está previsto en la canción.
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